¿Confluencia? Así la entiendo yo

Últimamente es bastante habitual discutir sobre una posible confluencia de las organizaciones político-sociales (al margen de PP y PSOE) de cara a las próximas citas electorales. Yo he participado con amigas y amigos en algunas de estas discusiones, en persona y en redes sociales, y algunas veces, tras bastante tiempo de charla, he tenido la sensación de que no todo el mundo tiene la misma idea de lo que significan términos como confluencia o convergencia. De ahí que me haya animado a compartir en estas líneas mi opinión al respecto.

La RAE define confluir como Coincidir con un mismo fin, lo cual lleva inevitablemente a la siguiente pregunta: ¿Cuál sería el objetivo de una posible confluencia? Una respuesta rápida podría resumirse así: construir una sociedad más justa y equitativa. ¿Y para esto es necesario confluir? Pues depende de cómo creamos que podemos cambiar la sociedad. En mis conversaciones he detectado que hay dos aproximaciones diferentes según las personas.

En primer lugar, hay gente que inevitablemente considera necesaria una victoria electoral para, “desde las instituciones”, coordinar el cambio social. Si nos restringimos a esta aproximación, puede haber dudas de si la confluencia resultaría o no “estratégicamente” beneficiosa. Actualmente, el sistema D’Hont con circunscripción provincial parece diseñado para perjudicar las fuerzas emergentes y perpetuar un sistema alternante bipartidista (PP-PSOE). No obstante, incluso podríamos pensar, dado como van las encuestas, que esto podría volverse en contra del PP y del PSOE. El problema es que las normas se pueden cambiar sin ningún escrúpulo, de modo que parece arriesgado basar las políticas en base a una ley que, si fuera necesario, podría modificarse en “un plis-plas”. Un ejemplo de esto es el “pucherazo” que ya se ha insinuado por parte del gobierno central con la reforma electoral municipal, según la cual un 40% de votos darían directamente la mayoría absoluta del pleno del municipio en cuestión y, además, anularía cualquier tipo de alianza postelectoral entre las diferentes fuerzas políticas. No hace falta ser muy inteligente para saber contra qué fuerzas va dirigida tal reforma.

Más interesante me parece la segunda aproximación, según la cual, el objetivo prioritario no es ganar, sino la transformación de la sociedad en sí misma. Esta nueva perspectiva puede considerarse “más libre”, ya que permite construir el proyecto político sin supeditarlo a la legislación vigente. Pero a la vez puede resultar frustrante si no se aprovecha la oportunidad de conseguir una victoria institucional.

¿Es posible conciliar ambas aproximaciones?, ¿Cómo perseguimos ganar sin dejar de ser coherentes durante el proceso? Para responder a esta pregunta habría que fijar un principio básico al que no estamos dispuestos a renunciar y, respetando este principio, lanzarnos a por la victoria. Y es aquí donde lanzo yo mi propuesta de principio: valorar cualquier organización con voluntad de construir una sociedad más justa, partiendo de la base de que las perspectivas diferentes enriquecen. Mucha gente podría pensar, no obstante, que un trabajo colectivo entre distintos podría provocar el fin de las identidades particulares, lo que iría en contra de la propia diversidad que en origen se valora. No soy de esa opinión. A mi entender sentarse a hablar y, desde el respeto mutuo, debatir y construir colectivamente qué modelo de pueblo, ciudad, región, o estado queremos, no puede más que aportar cosas positivas. ¿Qué son las asambleas del 15M sino una confluencia continua? No recuerdo, en las asambleas en las que he participado, que hubiera ningún problema por el hecho de que las personas fueran marxistas-leninistas,  trotskistas, anarcosindicalistas, o ecosocialistas, por poner sólo algunos ejemplos (o nada de lo anterior!). Yo soy simpatizante de IU, algo que no sólo no oculto sino que suelo decir con orgullo. Y aunque no estoy de acuerdo con sus decisiones siempre, tengo muy claro mi agradecimiento por tantos años de lucha sacrificada y a contracorriente de la “opinión dominante”. Ahora surge PODEMOS y también les doy las gracias por crear tanta ilusión. Y los quiero a mi lado (o yo al suyo, ¿qué más da eso?). Pero más allá de IU o PODEMOS hay innumerables fuerzas políticas y sociales que podrían aportar muchas ideas a un programa unitario y rupturista. El pasado 22 de Marzo un número muy grande de colectivos participaron en las llamadas Marchas por la Dignidad, lo que supuso un gran éxito a pesar de la nula cobertura mediática. ¿Por qué razón esos mismos colectivos no pueden participar en una elaboración conjunta de propuestas y plasmarlas en forma de programa electoral? Además, no estamos hablando de organizaciones “estanco”, sino de grupos de personas que ya confluyen día a día en manifestaciones, asambleas de barrio, en la lucha contra los desahucios, o en muchos otros ámbitos. Algunas personas argumentan que confluencias con fuerzas tradicionales de izquierda, como el PCE, serían contraproducentes. Y yo me pregunto, ¿fomentar procesos participativos, luchar contra la privatización de servicios públicos, o defender la igualdad (o mejor dicho, la equidad) entre la ciudadanía, no es de izquierdas? Por mi, que cada uno lo llame como quiera siempre que el fondo esté claro. Sin embargo, creo que tendríamos que tener cuidado con determinadas afirmaciones que sitúan a izquierdas y derechas igual de alejadas de las inquietudes actuales de la ciudadanía, ya que podría llevar a mucha gente a equívocos equidistantes peligrosos…y de ese tipo de equidistancias ya estamos sembrados en la historia de este país.

Yo estoy ilusionado con el futuro. En las plazas, en los bares, en el metro, podemos observar que estamos ante un tiempo excepcional de discusión política. El cambio social estará más cerca si hablamos de ideas y dejamos a un lado siglas y clichés (que muchas veces además responden a prejuicios injustos y para nada arbitrarios). Sentémonos a hablar de hacia dónde queremos ir, y olvidémonos del carnet que tenemos en el bolsillo. Utilicemos argumentos políticos y no de marketing. En este sentido hay muchas iniciativas trabajando desde hace tiempo, como el Frente Cívico: Somos Mayoría, o más recientemente, las iniciativas municipalistas iniciadas por  Guanyem Barcelona, y que parecen extenderse cada vez  más y más por otros territorios.

Seguramente la tarea de la confluencia no resultará sencilla. Hará falta gran dosis de generosidad y autocrítica por parte de todas las personas, tanto las que llevan años de lucha (con sus aciertos y errores), como las que ahora, en la situación de emergencia social, nos hemos animado a participar en política. Y, lo que a mi juicio resulta primordial, respetar el principio de valorarse unas a otras. Estoy convencido de que, si hacemos bien las cosas, la voz mayoritaria de cambio e indignación que escuchamos día a día en las calles puede trasladarse, también, en mayoría institucional suficiente. Entonces, definitivamente, el miedo cambiará de bando. ¿No merece la pena intentarlo juntos?

6 comentarios en “¿Confluencia? Así la entiendo yo

  1. Juan Rodriguez

    Es muy buena la reflexión que en voz alta reflejas en estas líneas.
    Creo que esa equidistancia de la izquierda y derecha que Podemos ha puesto en la mesa con rrespecto a sus posiciones, no son más que una estrategia para captar votos o la atención necesaria para escalar posiciones en el mapa electoral pero yo no tengo ninguna duda de que significa históricamente la izquierda y donde está y estará siempre la derecha, y creo que ellos lo tienen muy claro y han medido perfectamente esa decisión con fines claramente estrategicos.
    Han sido muy listos y no le doy a ese adjetivo ningún tinte peyorativo.

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    1. Jorge Autor

      Querido Juan, estoy de acuerdo contigo en muchas de las cosas que dices. Muchas gracias por el comentario. Simplemente un matíz. Mi intención no era que sonara peyorativamente hacia PODEMOS esta entrada. Lo que yo creo es que la ejecutiva de PODEMOS ha hecho una apuesta legítima para ganar la elecciones. Es muy respetable y yo, de corazón, les deseo suerte. Sin embargo creo que ganar no es suficiente si el pueblo no se ha cargado de razones por las que el cambio es necesario. Si alguna vez consegumos que haya una mayoría de cambio para gobernar, creo que las presiones de la oligarquía económica serán tan fuertes, que ninguna persona o colectivo pequeño será suficiente para aguantarla (por muy buen@s y preparad@s que sean). Como en tantas otras cuestiones, sólo un pueblo unido conseguirá que las políticas que necesitamos se lleven a cabo. Todos tendremos que tirar del barco. Por eso la unidad popular es tan, o mas importante incluso, que ganar unas elecciones. Y para ello lo más importante es que la ciudadanía hable de políticas y de propuestas concretas en las que crean, y no tanto de significantes vacíos (como diría E.Lanclau), como percibo ocurre demasiadas veces hoy en día. En fín, es un tema complejo que seguro dará para mucho en los próximos meses. Un abrazo fuerte y gracias de nuevo!.

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      1. Juan Rodríguez

        No interpreté como peyorativo tu comentario sobre PODEMOS, pero si quería dejar claro que yo no temo que la gente pueda equivocarse con el mensaje de esa equidistancia y estoy seguro de que sabrá lo que significa izquierda y derecha.
        Estoy de acuerdo en que vivimos un momento muy favorable para generar debate y reflexión que ayuda a aunar esfuerzos que puedan posibilitar esa mayoría de cambio de la que hablas.
        Gracias a ti por generar debate y reflexión con tu artículo.

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  2. Alejandro

    Hola Jorge. Me gusta el artículo y tu manera de enfocarlo, más creo que eres más optimista de lo que yo soy de cara a la confluencia. Para mí, la única confluencia con suficiente fuerza sería la de Podemos e IU (quizá también Guanayem), ya sea mediante la coalición o a través de las diferentes plataformas como ganemos. Porque, igual que veo positivo lo que dices de «el objetivo prioritario no es ganar, sino la transformación de la sociedad en sí misma». Más lo veo a todas luces insuficiente, pues no ya sólo lleva a la frustración de la que hablas, sino que yo creo que poco a poco mata las iniciativas (que luego vuelven a resurgir, pero es continuamente un ciclo de iniciación-muerte-iniciación, sin llegar nunca a madurar suficiente). Si algo me ha gustado de Podemos (a pesar de que cada vez hay más cosas que no), es su estrategia ganadora desde el principio. Creo que por desgracia, para cambiar la situación, hace falta tener a las instituciones. El PP ha demostrado que se puede hacer oídos sordos a la calle, y si no los echamos acabarán matando la ilusión como quién mata una mosca.
    Pero vamos, ojalá se pudiera dar esa confluencia. Creo que Garzón está más cerca de Iglesias que cada uno de ellos con otros de sus partidos. Cierto es que uno es más idealista y el otro más pragmático, pero creo que se complementarían bien. Ahora, con gente como Monedero echando mierdas sobre IU, al igual que también pasa desde el partido coordinado por Lara.
    Pero ojalá me equivoque, pues me gustan cosas de los dos partidos (y otras muchas no).

    Pero bueno, sólo comentarte, que el artículo está muy bien, y se ve bien documentado. Gracias por acercarnos un poco más el convulso mundo político.
    Te sigo leyendo.

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    1. Jorge Autor

      Gracias a ti Ale por escribir este comentario y dar tu opinión!. Yo creo que la confluencia podría ir mas allá de PODEMOS+IU la verdad, que debería implicar a más organizaciones sociales y políticas, y a ciudadanos en general. Por eso me gusta la propuesta tipo GANEMOS, que me parece la más inclusiva y plural. No obstante, la fórmula idónea dependerá probablemente del municipio o comunidad en cuestión. Pero bueno, no perdamos la esperanza ;). Hoy he visto esta noticia de Guanyem y me ha dado subidón (http://www.eldiario.es/catalunya/Guanyem-ICV-EUiA-Podemos-Constituent-Barcelona_0_347865336.html).
      Ojalá en otros lugares también sea posible…
      Un abrazo!!

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